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martes, 25 de diciembre de 2007

Acerca de LAS "RIQUEZAS" DEL VATICANO


"Pegarle" a la Iglesia Católica ha sido, desde el comienzo mismo de su existencia, la obsesión de muchos poderosos e intelectuales, quienes sembraron y siembran confusión y discordia entre los mismos católicos y en la opinión pública en general.

Sin ir más lejos, Diego Armando Maradona, uno de los máximos ídolos populares de la Argentina, en muestra de su (insoportable) verborragia, viene declarando públicamente desde hacen más de 20 años que él "cree en Dios, pero no cree en la Iglesia ni en los curas". En algún momento llegó a decir de Juan Pablo II que "es un h* de p*", "cuando visité al Papa, vi techos cubiertos de oro" y concluyó que "el Vaticano acumula muchísimos tesoros, en vez de venderlos y repartirlos entre los pobres"...

Hay mucha desinformación al respecto, como también hay mucha mala intención de personas a las que les molesta la sola existencia de la Iglesia. Y en el caso de los argentinos, merced a las operaciones mediáticas de algunos, la palabra de Maradona es tomada prácticamente como "ley".
Comparando con los tiempos de Jesucristo, la Iglesia fue creciendo notablemente hasta convertirse en la principal y más influyente religión de todo el mundo. No vamos a negar los gruesos errores que cometen tanto sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos desde adentro de la Iglesia; pero si hiciéramos un estudio a fondo comprobaríamos seguramente que son muchos más los sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos que hacen bien en el mundo.

Lamentablemente, muchos eligen quedarse con la mala imagen que dejan algunos casos de corrupción de hombres y de mujeres de la Iglesia, más que mirar más detenidamente y valorar las obras de bien que se hacen desde la Madre Iglesia. Pero, bueno, "más ruido hace un árbol que cae que todo un bosque que crece".

Acusaciones y las Respuestas
► Hay gente que dice no entender como Jesús y sus apóstoles vivieron pobres y nosotros vemos a los Papas vivir en Palacios, rodeados de mucho lujo y dinero...

Primero y principal hay que analizar bien las épocas en que vivió Jesús y las de los distintos Papas que lo sucedieron. En los tiempos de Jesús, su Iglesia era de reducidas dimensiones: a comparación de la cantidad de bautizados que hoy existen, en los tiempos del Salvador sus seguidores eran muy pocos, por lo cual se supone que no se necesitaba de tantos bienes materiales para ponerlos al servicio de la Evangelización.

Aún así, Jesús cuando iba predicando la Buena Nueva de pueblo en pueblo tenía gente que lo servía y que lo asistía, tanto con su propio tiempo como con sus bienes (Lc 8,1-3). Después de la Ascención de Cristo, en el libro de los Hechos de los Apóstoles se relata como los primeros cristianos ponían todos sus bienes a disposición de los Apóstoles para que éstos lo repartieran entre todos.

► Se habla de las "riquezas del Vaticano" a todas las obras de arte que fue guardando a lo largo de los Siglos, como por ejemplo, magníficos trabajos del gran artista Miguel Ángel (la bellísima escultura "La Piedad").

La Iglesia Católica Apostólica Romana solo es custodia de muchas obras que resultan ser Patrimonio de la Humanidad. El Vaticano es también es un gigantesco museo en donde se depositaron importantes obras que al día de hoy pueden ser admiradas por la gente; asimismo, dispone de una colosal biblioteca, de la cual se sirven científicos de todas las creencias para sus investigaciones.

Si a Benedicto XVI le exigiéramos que venda todos esos bienes para repartir dinero entre los pobres, todos los Estados deberían hacer lo mismo con sus propios museos y bibliotecas. Allí acuden innumerables personas del mundo entero para conocer parte del patrimonio científico, filosófico, teológico y artístico de la humanidad.

Además, es más que obvio que la pobreza en el mundo no se erradicaría vendiendo todo el Patrimonio cultural del Vaticano. La pobreza mundial es producto de los siguientes factores:

i. el libre albedrío de los seres humanos, quienes pueden optar entre compartir las riquezas o dejarse llevar por la avaricia y acumular lo que más pueda
ii. la mala distribución de las riquezas en todos los países del Planeta
iii. la falta de educación de las nuevas generaciones.

Es muy injusto acusar a la Iglesia de que no ayuda a los pobres

Si bien la misión de Nuestra Madre Iglesia es eminentemente espiritual, es una realidad ineludible que necesita de dinero para poder realizar sus tareas: atención de Comedores Infantiles, Albergues, Parroquias y Capillas, Colegios, Universidades, Hospitales, hogares para personas con capacidades especiales, Misiones, Conventos y Seminarios. La iglesia en cada país necesita de una adecuada estructura administrativa para poder dirigir debidamente todas sus actividades y no siempre cuenta con los recursos suficientes.

Para tener una idea, en los años 1998-1999, sólo 'Caritas italiana' distribuyó 34,5 millones de dólares destinados a 69 países de los cinco continentes (Zenit 18 de enero de 2000).

Incluso hay obras que sólo ocasionan pérdidas económicas, pero que se mantienen por el valor apostólico que representan, como el periódico L'Osservatore Romano que actualmente tiene 36 mil suscriptores, y Radio Vaticano que ahora transmite en 47 lenguas (Zenit 23 de junio de 2000).

En cuanto a la vida personal del Papa, él vive modestamente, sin propiedades personales. Don Bosco cuenta que cuando fue a visitar a Pío IX, al papa no le quedaba ni un centavo para sus gastos personales, y que su habitación era tan pobre y sencilla como la de los chicos que él juntaba por la calle. Un periodista narra que el Papa Pío XII murió en su habitación que era sumamente sencilla, recostado en una pobre cama de hierro; su comida diaria consistía en unas pocas verduras. El médico de San Pío X, asistiéndolo en su enfermedad, quedó desconcertado al comprobar que el gran Papa llevaba puesto debajo de su blanca sotana, unos pantalones remendados como los de cualquier pobre del pueblo. El Papa al morir, ni siquiera deja a sus familiares sus bienes personales; sólo su enseñanza y buen ejemplo. Vive y muere pobre como Jesús.

A Diego Maradona, como a muchos que lo siguen como si se tratase de una deidad contemporánea, a otras sectas que destinan más tiempo en criticar a nuestra Iglesia que a buscar sinceramente a Dios, le podemos decir que se quede tranquilo que la Iglesia Católica ocupa la mayoría de sus recursos humanos y materiales para paliar la miseria en muchos rincones del Planeta Tierra.

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