El domingo pasado, los católicos entramos en el Tiempo de Adviento, el cual dispone Nuestra Madre Iglesia para ir predisponiendo nuestros corazones para la celebración del nacimiento de Jesús, Dios hecho hombre, entre nosotros.
Los domingos de Adviento, las festividades de Navidad y la evocación del bautismo de Jesús, forman un conjunto que podemos llamar la celebración de la Venida del Señor, recordando que la palabra “Adviento” significa justamente “advenimiento, venida”.
Antecedentes de la Celebración de la Navidad
Desde el inicio de la historia del Cristianismo, la Pascua es la fiesta central del año. Es la resurrección de Cristo y la fe en ella las que fundamentan el Cristianismo. Los siglos que siguieron al comienzo del Cristianismo, se instauró la Cuaresma como un período privilegiado de preparación a este misterio, al mismo tiempo que era el tiempo de preparación bautismal y de arrepentimiento para quienes habían faltado a su compromiso.
En el siglo IV empezó la celebración del nacimiento de Jesús y la Navidad. No es una fiesta secundaria en la historia del Cristianismo, ya que se enmarca en el sentido de la Encarnación redentora. Fue más tarde aún cuando comenzó el período del Adviento, análogo al de la Cuaresma.
A la luz de la Navidad
Sin embargo la preparación de la Navidad mediante el Adviento no se hace de la misma forma que la Cuaresma. No hay una devoción particular, sino más bien una invitación a estar atento, vigilante, despierto a través de los cuatro domingos que preceden a la Navidad. Es el tiempo de tomar conciencia del tiempo que viene.
El último domingo antes de Navidad es un recuerdo de los sucesos que anunciaron la venida de Jesús. Los otros tres se consagran a una apertura acerca del futuro del mundo.
El símbolo principal del Adviento es la luz, algo comprensible en esta época del año. La luz no solamente ahuyenta la oscuridad sino que es también la representación de la esperanza y de la lucha contra el mal.
Navidad celebra al mismo tiempo el cumplimiento de las antiguas profecías de la historia de Israel respecto a la venida del Mesías, así como el anuncio de se segundo venida.De esta forma la Navidad es la obertura de la historia. Los fieles renuevan su deseo ardiente de la segunda venida del Salvador.
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