Esta noche festejamos la Navidad, festejo que desde hacen ya varios siglos, millones de personas, cristianas y no cristianas, festejamos en todo el Planeta.
Cuando los relojes marquen las 0 hs., en cada ciudad, escucharemos los estruendos de un sinfin de petardos explotar y cohetes estallando por los cielos saludando el comienzo del 25 de diciembre, día signado como el del natalicio de Jesucristo. Es ahí cuando entre los familiares y amigos empiezan los saludos por la Navidad.
En vez de hacerlo por inercia, cabe preguntarnos y reflexionar acerca del significado de decirle a alguien "Feliz Navidad": ¿qué significa desearle a otro una "Feliz Navidad"? ¿yo deseo también que mi propia Navidad sea feliz?.
Es un tanto paradójico como una noche que debería inundarnos de Paz que nos trae el Salvador se llena de los ruidos de pirotecnia de la más variada, se llena de alcohol en muchos lugares, de fiestas en muchos boliches y bares. Así Jesús va quedando, poco a poco, en el olvido.
La Navidad será feliz en la medida que dejemos que Jesús nazca otra vez en la vida de cada uno de nosotros. La Navidad será feliz en la medida que uno abra el corazón a la Paz que Él trae. La Navidad será Feliz en la medida de que esta noche sea un encuentro personal y familiar con Jesús que vuelve a nacer.
Los cristianos estamos llamados a darle a la Navidad el verdadero sentido, el que realmente tiene: debe ser una Noche de gozo, de una alegría interior, de agradecimiento a Dios por haber tomado la frágil condición humana para redimirnos del pecado. Y es muy bueno cuando este gozo se comparte con los demás (tanto los más cercanos, como los que no lo están).
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