Jueves 12 Dic 2013 Ciudad de México (AICA) Más de seis millones de peregrinos visitan entre el 11 y 12 de diciembre el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, Patrona de América, que se apareció en el año 1531 al indio San Juan Diego en el Tepeyac. Los fieles mexicanos tanto locales como de todo el país, así como los que llegan a la ciudad de México procedentes de todo el mundo para estar presentes en la basílica de la Virgen del Tepeyac, contarán con la asistencia de cerca de 1.500 personas que el gobierno del Distrito Federal preparó para darles la bienvenida y asistirlos con información necesaria durante las celebraciones.
Cerca de 300 personas por minuto contemplan la imagen de la Virgen de Guadalupe en donde aprovechan para tomarle fotos, persignarse, elevar sus oraciones y principalmente dar gracias o pedir un “favorcito”.
“No hay palabras para explicar el amor de Nuestra Madre, sentir su mirada es inexplicable, sabemos que Ella nos ve y nos cuida y hoy vengo a darle gracias por mi trabajo y familia”, dijo doña Pilar Aguirre, procedente de la diócesis de Ecatepec.
Monseñor Enrique Glennie, rector de la Basílica de Guadalupe presidió la misa de la media noche ante miles de peregrinos que luego de la misa le cantaron “Las Mañanitas” a la Patrona de México y de América.
Para que los fieles que no puedan ingresar al templo puedan participar de la celebraciones Eucarísticas, la Delegación Gustavo A. Madero, ha colocado enormes pantallas en las avenidas principales que rodean a este Santuario Mariano, para realizar trasmisiones en vivo.
El papa Francisco recordó a la Virgen de Guadalupe -en la víspera al concluir la audiencia de los miércoles en la Plaza de San Pedro- y animó a todos los habitantes del continente americano “a tener los brazos abiertos como la Virgen María, con amor y con ternura”.
“La aparición de la imagen de la Virgen en la tilma de Juan Diego, dijo el Pontífice, fue un signo profético de un abrazo, el abrazo de María a todos los habitantes de las vastas tierras americanas, a los que ya estaban allí y a los que llegarían después. Este abrazo de María señaló el camino que siempre ha caracterizado a América: ser una tierra donde pueden convivir pueblos diferentes, una tierra capaz de respetar la vida humana en todas sus fases, desde el seno materno hasta la vejez, capaz de acoger a los emigrantes, así como a los pueblos y a los pobres y marginados de todas las épocas. América es una tierra generosa”.
“Éste es el mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe, y éste es también mi mensaje, el mensaje de la Iglesia”.+
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