Su padre, José Domingo, era un alto militar y líder político de Chile. Una revolución derroca al gobierno y la familia Vicuña tiene que salir huyendo, desterrados a 500 kilómetros de la capital. perseguido por motivos políticos, debe huir al sur del país, estableciéndose finalmente en Temuco.
Queda huérfana a los dos años de edad. Al morir su padre, deja a la familia sin apoyo y en precaria condición económica. Su madre, Doña Mercedes Pino vive con esfuerzo de su trabajo de modista.
La mamá, con sus dos hijas, Laura y Julia, emprende un larguísimo viaje de ocho meses hacia las pampas de Argentina. Allá encuentra un ganadero brutal y matón, y movida por su gran miseria, la pobre Mercedes se va a vivir con él en "unión libre". La pequeña Laura sufre al darse cuenta de que su madre se encuentra alejada de Dios por la situación de convivencia que mantiene con ese hombre.
En las vacaciones de verano del año1902, Manuel Mora pretendió abusar de ella. Al resistirse, pierde toda ayuda económica para continuar en el colegio, por lo que las Hermanas Hijas de María Auxiliadora la reciben gratuitamente.
Laura recorre un corto pero intenso itinerario espiritual. En abril de 1902 ofrece su vida al Señor por la conversión de su madre. Y Laura hace un plan: ofrecerá su vida a Dios, con tal de que la mamá abandone a ese hombre con el cual vive en pecado. Comunica el plan al confesor, el Padre Crestanello, salesiano. El le dice: "Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto". Pero la niña está resuelta a salvar el alma de la mamá a cualquier costo, y ofrece su vida al Señor Dios, en sacrificio para salvar el alma de la propia madre.
En el colegio es admirada por las demás alumnas como la mejor compañera, la más amable y servicial. Las superioras se quedan maravilladas de su obediencia y del enorme amor que siente por Jesús Sacramentado y por María Auxiliadora.
El día de su primera comunión ofrece su vida en sacrificio a Jesús, y al ser admitida como "Hija de María", consagra su pureza a la Sma. Virgen María.
Va a pasar vacaciones a donde vive su madre. Manuel Mora trata de abusar de ella pero ella no lo permite. Prefiere ser abofeteada y azotada brutalmente por él pero no admite ningún irrespeto a su virtud. Manuel aprende a respetarla.
En una gran inundación que invade el colegio, Laura por salvar la vida de las más pequeñas, pasa largas horas de la noche entre las friísimas aguas sacando niñas en peligro, y adquiere una dolorosa enfermedad en los riñones. Dios empieza a aceptar el sacrificio que le ofreció por salvar el alma de su mamá.
Laura empieza a palidecer y a debilitarse. Siente enorme tristeza al oír de los superiores que no la podrán aceptar como religiosa porque su madre vive en concubinato. Sigue orando por ella. Cae a cama. Dolores intensísimos. Vómitos continuos. Se retuerce del dolor. La vida de Laura se está apagando. "Señor: que yo sufre todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve". Dios acepta su ofrenda.
Va a entrar en agonía. La madre se acerca. "Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente". Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?
"¡Ay hija mía! Exclama doña Mercedes llorando, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida".
Laura manda llamar al Padre Confesor. "Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre". Madre e hija se abrazan llorando.
Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Siente que ya nada le retiene en esta tierra. La Divina Misericordia ha triunfado en el corazón de su amadísma mamacita. Su misión en este mundo ya está cumplida. Dios la llama al Paraíso.
Recibe la unción de los enfermos y su última comunión. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a su lecho de moribunda le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima!.
Lanza una última mirada a la imagen que está frente a su cama y exclama: "Gracias Jesús, gracias María", y muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904. Iba a cumplir los 13 años.
La madre tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.
El 22 de enero de 1904, muere en Junín de los Andes a la edad de 12 años. Por su entrega, su madre vuelve a Dios y le honra con su vida digna y cristiana. Por sus virtudes, el Papa Juan Pablo II la declara Beata el 3 de septiembre de 1988.
(fuente: lauravicuna.cl)
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