Orígenes
La Orden surge en el siglo XVI, cuando algunos religiosos agustinos, bajo el impulso del Espíritu Santo, por un especial carisma colectivo, desearon vivir su vida consagrada con renovado fervor y nuevas normas al servicio de la Iglesia. El Capítulo de la Provincia de Castilla, celebrado en Toledo en 1588, determinó que en algunas casas se viviera este nuevo modo de vida. A los pocos años de iniciarse la recolección, en 1605, parte la primera expedición misionera a Filipinas.
Los agustinos recoletos son herederos de la forma de vida suscitada por San Agustín (354-430) y asumida en el siglo XIII con espíritu mendicante por la Orden de San Agustín (Gran Unión de 1256). Después de más de tres siglos de historia, en 1912, fueron reconocidos por la Iglesia como orden religiosa autónoma.
Su proyecto de vida es el propio de una orden religiosa, suscitada bajo el impulso del Espíritu Santo y aprobada por la Iglesia: viviendo en comunión de hermanos, desean seguir a Cristo, casto, pobre y obediente; buscan la verdad y están al servicio de la Iglesia; se esfuerzan por conseguir la perfección de la caridad según el carisma de san Agustín y el espíritu de la recolección.
Carisma de los Agustinos Recoletos
El carisma es una experiencia del Espíritu Santo que implica un modo específico de ser, una específica misión y espiritualidad, estilo de vida fraterna y estructura al servicio de la misión eclesial. El carisma agustiniano se resume en el amor a Dios sin condición, que une las almas y los corazones en convivencia comunitaria de hermanos, y que se difunde hacia todos los hombres para unirlos en Cristo dentro de su Iglesia. La vivencia del propio carisma les transmite la vitalidad que procede del Espíritu Santo, los renueva constantemente y los impulsa a la formación permanente para estar disponibles en el servicio de la Iglesia.
Patrimonio espiritual de la Orden son la vida, la doctrina y la Regla de San Agustín, la “Forma de vivir” de los comienzos de la recolección y el testimonio de santidad de tantos hermanos que, fieles al Espíritu, han dado vida a su historia.
Las Constituciones son la expresión del carisma de la Orden y proponen la manera peculiar de seguir a Jesús respondiendo a la vocación de agustinos recoletos. En ellas se integran los tres aspectos constitutivos del carisma: el amor contemplativo, el amor ordenado comunitario y el amor difusivo apostólico.
La Orden está formada por religiosos sacerdotes y religiosos hermanos; todos ellos viven su vocación, comparten la vida fraterna en la comunidad y tienen una misión que realizar.
Qué hacemos
Para los Agustinos Recoletos es muy importante la vida fraterna. La comunidad organiza su vida preparando el “Ordo domesticus” o proyecto comunitario, en el que se señalan los tiempos de oración en común y convivencia fraterna, las actividades comunitarias y los diversos servicios apostólicos.
La comunidad es apostólica y su primer apostolado es la comunidad misma. El Agustino Recoleto, viviendo el propio carisma y en comunión con la iglesia local, evangeliza y ejerce su ministerio apostólico.
Los Agustinos Recoletos ejercen su apostolado en 209 parroquias, 53 centros educativos y 8 territorios de misión. La Orden está estructurada jurídicamente en ocho provincias: San Nicolás de Tolentino, Nuestra Señora de La Candelaria, Santo Tomás de Villanueva, San Agustín, San José, Santa Rita, Nuestra Señora de la Consolación y San Ezequiel.
Dónde estamos
Las 205 comunidades que componen la Orden de Agustinos Recoletos están distribuidas en 19 naciones: España (39), Brasil (28), Colombia (21), México (18), Estados Unidos (15), Filipinas (14), Venezuela (14), Perú (9), Panamá (8), Argentina (7), Costa Rica (6), Reino Unido (6), República Dominicana (4), Guatemala (4), Italia (3), Taiwan (3), Chile (2), China (2) y Sierra Leona (2).
Organización
El Prior General preside y gobierna la Orden, por sí mismo o con su consejo, y ejerce su autoridad, según las Constituciones, sobre todas las provincias, casas y hermanos. Los secretariados generales son órganos administrativos al servicio de la Orden, su función principal es de información, de iniciativa y organización de las actividades de su campo específico.
Los institutos son órganos de la Orden creados con fines específicos, actualmente existen el Instituto de Agustinología y el Instituto de Espiritualidad e Historia de la Orden.
El procurador general es el responsable de tramitar los asuntos de la Orden ante la Santa Sede. Otros cargos de gobierno de la Orden son: el secretario general, el ecónomo general, el postulador de las causas de canonización, el cronista de la Orden y el archivero.
Las provincias son partes jurídicas de la Orden, y están formadas por un conjunto de casas y dotadas de un número suficiente de hermanos y de medios para poder desarrollar su misión al servicio de la Iglesia.
La Orden está compuesta por la Curia General y ocho provincias:
- Curia General
- Provincia de San Nicolás de Tolentino
- Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria
- Provincia de Santo Tomás de Villanueva
- Provincia de San Agustín
- Provincia de San José
- Provincia de Santa Rita
- Provincia de Nuestra Señora de Consolación
- Provincia de San Ezequiel Moreno
Contemplación, vida en común, acción y misión
La contemplación es un elemento primordial del patrimonio de San Agustín y de la Orden. El Agustino Recoleto busca al Dios revelado en la historia de la salvación. La contemplación tiene fuerza de unión y es comunitaria. La vida de la comunidad es contemplativa y activa, de modo que los dos aspectos se integran armónicamente y se complementan, pues la contemplación y la acción son en la Iglesia manifestaciones del mismo amor.
Contemplación
La contemplación es un elemento primordial del patrimonio de San Agustín y de la Orden. Contemplación es sinónimo de vida para Dios, vida con Dios, vida en Dios y vida de Dios mismo.
El Agustino Recoleto busca al Dios revelado en la historia de la salvación. La singularidad que tiene la vocación del Agustino Recoleto es la continua conversación con Cristo. Su cuidado principal es atender a todo lo que más de cerca lo pueda encender en su amor.
Vida en común
La contemplación tiene fuerza de unión y es comunitaria. El Espíritu Santo introduce por el amor fraterno a la comunidad en el conocimiento y en la verdad de Cristo, que se desarrolla hasta la contemplación del Padre.
La comunidad es un don del Espíritu antes que una obra humana. En ella se realiza la construcción paciente de la vida fraterna con el diálogo de la caridad entre hermanos de diversa edad, origen y cultura.
La vida fraterna, entendida como vida compartida en el amor, es un signo elocuente de la comunión eclesial. La comunidad, según el propósito de San Agustín, desea imitar a la primitiva comunidad de Jerusalén, los hermanos viven entre sí unánimes y desean tener una sola alma y un solo corazón dirigidos hacia Dios.
Acción
El amor contemplativo, además de unir las almas y los corazones en comunidad, es en sí mismo difusivo y apostólico. El religioso agustino recoleto está llamado a llevar dentro de sí el amor, cuya esencia es dar y comunicar; cuanto más participa del conocimiento y del amor de Dios, con más fuerza tiende a difundir ese conocimiento y ese amor. La vida de la comunidad es contemplativa y activa, de modo que los dos aspectos se integran armónicamente y se complementan, pues la contemplación y la acción son en la Iglesia manifestaciones del mismo amor.
Misión
La misión de los agustinos recoletos no está reducida a una actividad concreta, sino que debe caracterizarse por su disponibilidad en responder a las necesidades de la Iglesia.
La dimensión apostólica de la Orden se ha distinguido desde sus inicios por su actividad misionera. La Orden, misionera por tradición y derecho de herencia, difunde la caridad evangelizando a los pueblos que todavía no creen en Cristo, o ayudando a aquellas iglesias que tienen especial necesidad humana y espiritual.
para más información, visitar www.agustinosrecoletos.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario