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lunes, 5 de agosto de 2013

Acerca de LA ORDEN DEL SANTISIMO SALVADOR DE SANTA BRIGIDA

El primer monasterio de la Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida fue fundado en 1369, cuando llegaron los delegados especiales enviados de Santa BrígidaCon la tarea de iniciar los trabajos de transformar, en monasterio, el castillo real de Vadstena, que le donó el Rey Magnus Eriksson a la Santa en 1346.

La traslación de los restos mortales de Brígida en 1373-1374 representó el inicio de la vida claustral de las mujeres, que se desarrolló bajo la guía de los sacerdotes brigidinos. En los años 1375-1380 Catalina, hija de Brígida y primer Abadesa del Monasterio, puso en Roma las bases jurídicas necesarias del nuevo Orden y obtuvo del Papa varios privilegios. La Regla que practicaban los religiosos de Vadstena resaltaba a una de las primeras revelaciones de S. Brígida aproximadamente en 1346, poco después de la muerte de su marido Ulf Gudmarsson; Fue aprobada por el Papa Urbano VI el 3 de diciembre de 1378 con la bula “Hiis quae pro divini cultus aumento” y entendida como integración a la Regla de S. Agustín.

En poco tiempo los monasterios brigidinos se difundieron por toda la Europa. En el periodo de la reforma la Orden fundada por S. Brígida sufrió una interrupción en su difusión e inició una lenta decadencia. Un retorno decisivo al espíritu de la Regla de S. Brígida se realizó, al inicio del siglo pasado, gracias a la Madre Isabel Hesselblad sueca luterana convertida a la fe católica en Estados Unidos el 15 de agosto 1902. Bajo la acción del Espíritu Santo dio inicio a la restauración de la Orden Brigidina, que actualizó, según las necesidades de los tiempos modernos, permaneció fiel a la tradición brigidina con la índole contemplativa, la celebración solemne de la Liturgia, el aspecto apostólico y el empeño constante de trabajar por la unidad de la Iglesia con una plena adhesión y devoción al Santo Padre.

Esta Fundación, bien enraizada en el antiguo tronco brigidino, tuvo inicio el 8 de septiembre de 1911 y fue aprobada por la Santa Sede de manera definitiva el 2 de diciembre 1940.En síntesis el carisma de la Orden es la Contemplación, la reparación y el Ecumenismo. La Orden está presente en 3 continentes con 52 casas, cuenta aproximadamente con mas de 700 religiosas.

La Beata Madre Isabel murió en Roma el 24 de abril de 1957 y fue beatificada por el Papa Beato Juan Pablo II el 9 de abril del 2000 durante el Año Jubilar. A la guía de la Orden está Madre Tekla Famiglietti, 4ª Abadesa General. El carisma brigidino de la Beata Madre Isabel actualmente se encuentra expandido en los siguientes Países: Italia, Suiza, Inglaterra, Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Estonia, Polonia, Alemania, Holanda, India, Palestina, Israel, Filipinas, Indonesia, Estados Unidos, México, Cuba.


Qué hacemos

Que hacemos las religiosas brigidinas consagran su vida por la unidad de la Iglesia, realizan su servicio de hospitalidad con apertura fraterna sin exclusiones, viven su consagración a Dios a través de los tres votos de castidad, pobreza y obediencia en un ambiente de profunda contemplación y activo apostolado. En los Conventos Brigidinos “católico” y “ecuménico” están estrechamente enlazados, en la plenitud de la fe y de la entrega a Cristo que da sentido a la obra iniciada por la Beata Madre Isabel Hesselblad.

En la celebración ecuménica del 5 de octubre 1991, en recuerdo del sexto centenario de la Canonización de Santa Brígida, la figura de la santa sueca ha sido más estimada; el empeño de las Hermanas es el de vivir lo más conforme posible al carisma de la unidad de las dos santas y de ser testimonios coherentes de la Palabra de Dios, que se proclama y se comparte en encuentros espirituales y culturales de gran resonancia.

1. A partir de la casa en Plaza Farnese, Camaldoli, Farfa, Olgiata, Lugano y en todas las demás casas esparcidas en el mundo, las Hermanas Brigidinas ofrecen hospitalidad con fin ecuménico desarrollando su apostolado con la acogida a los encuentros de espiritualidad, las casas brigidinas son “centros de acogimiento” de caridad ecuménica, de intensa actividad unidas en la dimensión espiritual y cultural.

2. La actividad Ecuménica:

El conocimiento y el estudio del ecumenismo en la Orden brigidina se promueven a través del diálogo entre las Iglesias y las diversas religiones para un pleno desarrollo de la unidad europea.

E Papa Beato Juan Pablo II bendijo el Centro Brigidino Internacional de Farfa, en el surco de la doctrina de la Iglesia y en las indicaciones del Magisterio, la finalidad es la de realizar una acción cultural, civil y religiosa para una formación integral del hombre y para el diálogo sereno con las personas y cuantos buscan la verdad. El anhelo que tuvo Santa Brígida en su época tan difícil fue precisamente el de sus hijas, en la plena certeza de que la oración unida al diálogo es un sendero bendito y privilegiado para construir juntos un auténtico ecumenismo que alcance las mentes y los corazones de los hombres de buena voluntad.


La historia

La Orden del Santísimo Salvador de Santa Brígida inició el 8 de septiembre de 1911 y fue aprobada por la Santa Sede de manera definitiva el 2 de diciembre 1940Las comunidades de las Hermanas Brigidinas se renuevan en la continua oración siguiendo el ejemplo de la Beata Madre Isabel, ella en su plenitud de mujer con grandiosos talentos y dones de gracia, oraba: “Oh Dios, Luz amable guíame”…

El nacimiento, la estabilidad y la prosperidad de esta familia religiosa están íntimamente ligadas a la fundadora, la Beata Madre Isabel Hesselblad, artífice del renacimiento de la identidad espiritual del antiguo Orden, beatificada el 9 de abril del 2000 por el Papa Juan Pablo II.

María Isabel Hesselblad, luterana sueca, convertida a la fe católica, con el propósito de restablecer la antigua Orden, en la primera década de 1900, visitó casi todos los monasterios brigidinos que existían en aquel entonces con el anhelo - que sentía como un mandato – de dar nueva vida al carisma brigidino volviendo a los orígenes adaptado a los tiempos nuevos.

Efectivamente enfrentó grandes fatigas y momentos de prueba en un momento histórico de renacimiento para la Iglesia, sobre todo en el ámbito de la vida consagrada. Su misión se resume siempre en una inmensa fe y en la oración: “Mi Dios, te doy gracias, porque me has concedido el ansia de la búsqueda. Esta búsqueda de la voluntad de Dios ha sido el hilo conductor de su vida y su actividad, iluminada por la Gracia, hizo resurgir la nueva Orden que ha mantenido desde el inicio la fidelidad a la rica y consolidada tradición brigidina.

La casa Madre de la Orden en Plaza Farnese, antigua y medieval habitación de Santa Brígida en Roma aún hoy es el corazón de la actividad y de la formación de las Hermanas. ¡Fue recuperada por la Beata Madre Isabel con la audacia propia de los santos! Desde el primer grupo de hermanas, que con el espíritu de pioneras han seguido la intuición de aquella a quien el Cardenal Merry del Val definía como “La mujer más extraordinaria de Roma”, hoy las Brigidinas extendidas por el mundo viven intensamente los valores de la vida consagrada, en la contemplación y la adoración Eucarística, la interiorización de la Palabra de Dios, la solemne celebración de la Liturgia de las Horas y la actividad apostólica síntesis del carismas de Santa Brígida y de la Beata Madre Isabel. El antiguo lema “Amor Meus Crucifixus est” Mi Amor está crucificado, alienta la vida de la religiosa brigidina cada día, sea al momento de dar hospitalidad a los huéspedes como en el momento de estudio, de oración y de trabajo.



Santa Brígida de Suecia
Espiritualidad y carisma

Es útil relevar como desde 1972 las Brigidinas ofrecen en la Iglesia de Plaza Farnese un lugar para el culto de los luteranos y de los católicos residentes en Roma, así como para los turistas no católicos.

La historia de la Orden inicia en la muestra del encuentro entre ámbitos de proveniencia diferentes: socialmente, culturalmente y de diversos idiomas.

La personalidad religiosa de la Beata María Isabel Hesselblad une y pone las bases para los futuros miembros de la Comunidad.

Sencillez evangélica, centralidad de la adoración eucarística, fina delicadeza hacia los huéspedes en las casas brigidinas, profundo sentido de lo bello y de lo sagrado caracteriza a los conventos además el testimonio de las religiosas: son elementos de la espiritualidad brigidina en la vida de cada día que fortalecen con las enseñanzas de Santa Brígida y de la Beata Madre Isabel.

El testimonio religioso de Madre Isabel Hesselblad es un ejemplo de santidad para el Tercer Milenio, un signo creíble que se manifiesta en la atención al prójimo. “Más vale iluminar que solo brillar”.

para más información, visitar www.brigidine.org

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