Al terminar la JMJ de Río de Janeiro, el Santo Padre sostuvo una entrevista con los periodistas durante el vuelo de regreso a Roma (28 julio 2013). Los corresponsales le preguntaron de todo al Papa, incluidos los temas escabrosos.
A la pregunta sobre Mons. Ricca, el primer escándalo del Pontificado de Francisco, el Papa respondió con caridad sobre los homosexuales, pero lo hizo con bastantes matices. Sin embargo, algunos medios internacionales dieron a entender que el Primado católico había cambiado la postura de la Iglesia sobre los gays, pasando del rechazo a la aceptación.
Como es sabido, Mons. Ricca fue nombrado por el Papa para estar al frente de la comisión de investigación sobre asuntos económicos de la Santa Sede, pero al poco tiempo los medios dieron a conocer su presunto pasado homosexual.
Francisco respondió al periodista que se hizo una investigación, y que no se encontró nada sobre este eclesiástico. Y aclaró que “con relación a este caso y a otros casos, se va a buscar los pecados de juventud […]. Pero si una persona −laica, cura, o monja− comete un pecado y luego se arrepiente, el Señor la perdona.”
Y luego el Santo Padre respondió sobre el supuesto “lobby gay” en el Vaticano. Dijo que “cuando uno se encuentra con una persona así, debe distinguir entre el hecho de ser gay del hecho de hacer lobby, porque ningún lobby es bueno. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para criticarlo?”
Y esta última frase fue la declaración que le dio la vuelta al mundo. Vale la pena comentarla, pues manifiesta la postura oficial que la Iglesia expone en su Catecismo. Se trata de comprender a las personas homosexuales y buscar que se acerquen a Dios.
El Papa fue claro en distinguir entre quienes buscan imponer la visión homosexual (lobby gay) y las personas que tienen tendencias homosexuales. Sobre los primeros el Pontífice fue claro: “ningún lobby es bueno”.
El problema de interpretación lo presenta lo que declaró el Papa sobre los segundos. Es importante recordar que Francisco puso un matiz: “si tiene buena voluntad”, pues es sólo en este caso cuando no se tiene nada que criticar.
Parecería que el Papa hubiera dicho: “si tiene buena voluntad, no pasa nada”, “si busca a Cristo no pasa nada”, en el sentido de que “puede seguir así”. Pero en realidad el Santo Padre por buena voluntad entiende que esa persona lucha por no cometer actos homosexuales.
En efecto, en una pregunta previa, un periodista le cuestiona porque no hablo del matrimonio homosexual durante la JMJ. El Papa respondió que era porque los jóvenes ya sabían la postura de la Iglesia. Y el entrevistador insistió, “¿cuál es su postura?”. Y el Santo Padre contestó: la de la Iglesia.
Esto tiene fondo. El Papa ha reafirmado la distinción entre personas con tendencia homosexual y los actos homosexuales, manejada por el Catecismo de la Iglesia, nn. 2357-2359, en los que se pide comprensión hacia las personas homosexuales y, a la vez, se afirma la malicia moral de los actos homosexuales.
¿Qué ha cambiado? Al parecer, nada, pues la doctrina sigue igual. Pero, a la vez, todo: pues esta vez se ha transmitido la afabilidad del Papa hacia los homosexuales, mientras que a Juan Pablo II y Benedicto XVI (autores del Catecismo) eran presentados como homófobos, cuando no lo eran. Esto es un paso adelante.
escrito por Luis Fernando Valdés
(fuente: www.encuentra.com)
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