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domingo, 11 de mayo de 2008

La Iglesia Latinoamericana ha perdido miles de fieles ¿qué hacemos?

El documental "Continente de la Esperanza" emitido por el Discovery Channel muestra crudamente como Nuestra Madre Iglesia ha estado perdiendo cientos de miles de fieles a lo largo y a lo ancho de Latinoamericana.

Mientras el documental muestra que esta gran sangría de participantes está bajo la exclusiva responsabilidad de Juan Pablo II, Benedicto XVI y los obispos, lo cierto es que también hay una gran cuota de responsabilidad de los laicos que optan por no jugarse por la causa de Jesucristo, como así también el gran déficit educacional y el vacío de valores que asola a millones de latinoamericanos.

Desde los inicios del Siglo XX, en el mundo se dieron grandes cambios socioeconómicos y culturales que fueron exigiendo algunas respuestas de parte de las instituciones. La Iglesia no pudo mantenerse al margen de todos esos cambios: en los últimos cuarenta años, se estuvo debatiendo hasta qué punto es sano que la Iglesia Católica se inmiscuya en los asuntos del mundo. Al respecto, en el seno de la Iglesia Católica se planteó una gran controversia durante las décadas de los 60 y los 70 cuando fueron surgiendo diversos movimientos a los que les llamaron revolucionarios o guerrilleros, según desde donde se lo mire. Precisamente, en Latinoamérica surgió con fuerza la Teología de la Liberación, un movimiento de sacerdotes fuertemente comprometidos con las causas políticas y sociales de cientos de pueblos marginados por el despotismo de muchos gobiernos. Este movimiento contó con la adhesión de muchos marginados pero fue rápidamente desautorizado por disposición de El Vaticano.

En Mayo de 2007, a los pies de la Santísima Virgen Nuestra Señora Aparecida, en Brasil, se llevó a cabo la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en donde se estuvo tratando la difícil situación de la Iglesia en esta parte del mundo. Se buscaron alternativas para volver a hacer presente a Cristo en nuestros pueblos.

Es alarmante la falta de sacerdotes en vastas regiones del continente, lo que dificulta las celebraciones de Misas, Bautismos, Confesiones y Matrimonios. Estos huecos son paliados parcialmente con la acción de Ministros de la Palabra y Diáconos.

Ante la falta de sacerdotes y laicos comprometidos, todo se vuelve tierra fértil para el (peligroso) avance de una variada gama de sectas autodenominadas evangélicas, quienes cuentan con una gran despliegue escénico en sus celebraciones y una rápida respuesta a necesidades inmediatas de las más variadas.


La religión no es una propuesta de mercado, sino una propuesta de Vida

Es cierto que desde la Iglesia como institución ha estado fallando a la hora de acercarse al pueblo y por haberse acercado peligrosamente a gobiernos corruptos.

Los tiempos van cambiando y se hace preciso que la Iglesia pueda dar respuestas a las necesidades de la humanidad. Pero ojo, cuando hablamos de Iglesia, no hay que limitarse a los sacerdotes y religiosos, los laicos también evitamos dedicar más tiempo de nuestras vidas para participar activamente de las actividades eclesiales y evangelizando a los que están más alejados de Dios.

Tampoco es cuestión de que la Iglesia nos dé vía libre para que todos nosotros amoldemos a Dios al ser humano. Sabemos desde la fe que debe ser cada uno de nosotros debe seguir a Cristo y no ser Cristo quien siga a cada uno de nosotros. Hay que dejar a Dios ser Dios.

Sí, faltan jóvenes que se quieran hacer sacerdotes, religiosos o religiosas... pero eso no se debe tanto a que la Iglesia haya decaído en su imagen pública, sino más bien que a los jóvenes se les hace cada vez más difícil asumir compromisos de todo tipo: lo vemos en el ámbito político en donde la gente cada vez participa menos en partidos políticos, en el ámbito familiar en donde cada vez las parejas tienen menos compromisos porque se nublan en las urgencias de los presentes y no se animan a apostar por un futuro juntos.

Para muchos católicos nos puede resultar mucho más fácil criticar a la Iglesia desde afuera y evitar todo compromiso. La Iglesia no son solo los curas: la Iglesia somos todos los bautizados.

Jesús nos necesita en su Iglesia: todos tenemos para construir el Reino de los Cielos en este mundo.


(fuente: Discovery Channel, http://www.misionaparecida2007.catholic.net/)

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