Entrevista con el cardenal Rubén Salazar Gómez, presidente del CELAM, sobre la encíclica Laudato Si' y la traducción para América Latina de la Biblia y del Nuevo Testamento.
Roma, 25 de agosto de 2015 (ZENIT.org)
En la entrevista que el arzobispo de Bogotá, el cardenal Rubén Salazar Gómez, presidente del CELAM para el cuatrienio 2015-2019, concedió a Óscar A. Elizalde Prada, en la primera parte habla de la elaboración del Plan Global, que orientará la misión del CELAM en este nuevo período, y algunos elementos marcantes de la última Asamblea General y perspectivas para el futuro. Aquí la segunda parte de la entrevista
A pocas semanas de la elección del arzobispo de Bogotá, el cardenal Rubén Salazar Gómez, como Presidente del CELAM para el cuatrienio 2015-2019, y mientras avanza el proceso de elaboración del Plan Global, que orientará la misión del CELAM en este nuevo período, el cardenal compartió algunos elementos marcantes de la última Asamblea General, celebrada en Santo Domingo (República Dominicana), en el mes de mayo, así como sus prospectivas sobre la misión que compete al CELAM ante la actual coyuntura socio-eclesial, sin dejar de referirse a algunos asuntos cruciales que desafían la acción evangelizadora de la Iglesia latinoamericana y caribeña, en torno a las vocaciones y los ministerios, la espiritualidad bíblica, la restructuración de los centros de estudio del CELAM, la mujer en la Iglesia, la emergencia educativa, la cultura digital, los migrantes, los pobres, el Año de la Vida Consagrada y, por supuesto, las implicaciones de la nueva encíclica del papa Francisco, Laudato Si’, entre otros.
Inspirado por la “alegría del Evangelio”, en este nuevo cuatrienio el CELAM priorizará múltiples desafíos referidos al imperativo de la evangelización. Así lo expresa su Presidente en esta entrevista que concedió a Noticelam.
¿Qué significado ha tenido para usted su nombramiento como presidente del CELAM en la pasada Asamblea General Electiva de Santo Domingo?
-- Cardenal Rubén Salazar: Una elección para un cargo sumamente delicado como el de Presidente del CELAM, es indudablemente una alegría para el que la recibe. Para mí ha sido una alegría grande poder servir todavía un poco más a la Iglesia. He tenido la fortuna de servir a la Iglesia colombiana como presidente de la Conferencia Episcopal del país, y ahora se me ofrece la oportunidad de hacerlo a las Conferencias Episcopales Latinoamericanas y del Caribe, a partir del CELAM que, como se sabe muy bien, está para servir a todas las Iglesias nacionales. Por eso es una gran alegría y al mismo tiempo una enorme responsabilidad que acojo con humildad, muy consciente de mis límites, pero, al mismo tiempo, confiado en la misericordia del Señor y estoy seguro de que él me ayudará a cumplir la tarea.
Ante la misión que se le confía como Presidente del CELAM, ¿qué representa la Asamblea General?
-- Cardenal Rubén Salazar: Las Asambleas Generales son la vida misma del CELAM, porque el CELAM no tiene una autonomía propia. Nace como un organismo al servicio de las Conferencias Episcopales y la Asamblea está compuesta, precisamente, por las Conferencias Episcopales representadas por sus presidentes y por los obispos encargados de la relación con el CELAM. Por lo tanto, repito, una Asamblea General del CELAM es la vida misma del CELAM, allí se reciben, por una parte, las indicaciones y las directrices que los obispos del Continente quieren imprimirle a la vida del CELAM, y, por otra parte, allí también se analiza la realidad, y se hace un estudio claro y sumamente cuidadoso de la situación de América Latina y del Caribe, para poder enrrutar todo el trabajo del CELAM en el período siguiente (2015-2019).
Entre los asuntos abordados por la Asamblea, ¿cuáles fueron los más destacados?
-- Cardenal Rubén Salazar: Esta Asamblea era, fundamentalmente, para hacer una revisión y evaluación del cuatrienio que terminaba (2011-2015), y también para la proyección del cuatrienio que empezaba (2015-2019) y la elección de las directivas para este cuatrienio. Entonces, fue sumamente interesante apreciar los informes de gestión que se presentaron, por parte de la presidencia y de los diferentes departamentos del CELAM, al mismo tiempo que se recibieron indicaciones para saber hacia dónde hay que caminar durante estos cuatro años que empiezan, y por lo tanto, cómo tenemos que organizar el trabajo para que sea verdaderamente un apoyo a las necesidades de las Conferencias Episcopales.
Esas Asambleas son muy valiosas en el sentido de que en ellas se realiza un análisis de realidad muy importante. Cada Conferencia Episcopal presenta su análisis de la realidad. En esta oportunidad, en Santo Domingo, se hizo buscando resúmenes por regiones y esto fue también sumamente interesante porque permitió ver constantes y diferencias entre los diferentes países y, simultáneamente, se analizaron los grandes desafíos que el Señor nos plantea como Iglesia, ante los cuales el CELAM debe encaminar su tarea en este cuatrienio.
Ante la coyuntura socio-eclesial del Continente, ¿cuáles son las cuestiones prioritarias que deberá afrontar el CELAM en el cuatrienio que está comenzando?
-- Cardenal Rubén Salazar: Son muchas y variadas, pero todas se pueden resumir en una realidad fundamental que es la realidad de la evangelización. La Iglesia existe para evangelizar como nos lo recordó el beato Pablo VI claramente en su exhortación apostólica Evangelli Nuntiandi y como el papa Francisco no se cansa de repetir permanentemente: la Iglesia tiene que estar en permanente salida para llevar el Evangelio, para ser testigo del Evangelio ante el mundo. Entonces, todo lo que haga el CELAM tiene que ser, fundamentalmente, apoyo a la evangelización.
Ahora, claro que esa evangelización debe tener muy en cuenta la situación real de los interlocutores y, por lo tanto, el análisis permanente de la realidad tiene que ser un oficio del CELAM. Un análisis que permita descubrir los grandes problemas sociales, políticos y económicos que afronta el Continente y el Caribe, pero, al mismo tiempo, discernir en ellos la presencia salvadora de Dios y, por lo tanto, descubrir los “signos de los tiempos”, es decir, aquellos signos claros que nos muestran cómo Dios está actuando, cómo Dios está salvando y cómo la Iglesia en Latinoamérica y el Caribe tiene que ponerse al servicio de la acción salvadora de Dios.
Frente al camino que se ha recorrido en los últimos años, especialmente después de Aparecida, ¿qué es necesario continuar, cambiar e implementar en el CELAM?
-- Cardenal Rubén Salazar: Cada uno de los Departamentos que constituyen el CELAM y el CEBITEPAL ya tienen un derrotero bastante preciso. Los últimos años del CELAM han estado en sintonía perfecta con el documento final de Aparecida. En los cuatro años inmediatamente posteriores a Aparecida se trabajó el aspecto fundamental de los “discípulos misioneros del Señor Jesucristo”. Los cuatro años siguientes, que fueron los que antecedieron a esta última Asamblea, se orientaron en torno a otra cuestión esencial, también referida a Aparecida: “para que en Él nuestros pueblos tengan vida”. Y ahora, en este cuatrienio queremos trabajar especialmente todo lo que significa “la alegría del Evangelio”, como nos propone el papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelli Gaudium, de tal manera que hay una continuidad fundamental en el desarrollo de las actividades del CELAM, pero, al mismo tiempo, cada cuatrienio va teniendo ciertas especialidades que responden precisamente a las coyunturas nuevas, tanto desde el punto de vista de la situación de América Latina y el Caribe, como desde el punto de vista de lo que nos propone la Iglesia.
¿Ya se está diseñando un nuevo Plan Global para este cuatrienio?
-- Cardenal Rubén Salazar: Estamos en esa tarea. Desde que pasó la Asamblea General de Santo Domingo todas las personas que trabajan en el CELAM, los que están al frente de los diferentes Departamentos y del CEBITEPAL, todos hemos estado trabajando en la elaboración del Plan Global.
Me ha parecido sumamente importante que este Plan nazca justamente del cuatrienio anterior. Es por eso que la primera parte, que ha sido el análisis de la realidad, parte de todos los análisis de la realidad realizados durante el cuatrienio anterior. A partir de estos análisis estamos tratando de iluminar toda esa realidad, con la luz del Evangelio y de la doctrina de la iglesia, para descubrir los “signos de los tiempos” que son los que claramente vamos a tener que empezar a implementar, como apoyo a las diferentes Conferencias Episcopales.
En este proceso, ¿qué lugar ocupa los Centros de Estudio del CELAM?
-- Cardenal Rubén Salazar: Antes existían como tres entidades no separadas, pero sí un poco independientes entre sí. El Centro Bíblico –el CEBIPAL–, el Centro Teológico Pastoral y el Observatorio que tenía que ver, sobre todo, con en el análisis de la situación social. Ahora se quiere hacer un sólo centro que se ha denominado Centro Bíblico Pastoral para América Latina –CEBITEPAL–. Este centro va a tener tres escuelas: la Escuela Bíblica, la Escuela Teológica y la Escuela Social. En la Escuela Bíblica se va a implementar todo lo relacionado con el estudio de la Sagrada Escritura a la luz de las circunstancias de las realidades latinoamericanas, para que esas realidades sean verdaderamente iluminadas por la luz de la Palabra de Dios; la Escuela Teológica buscará capacitar a sacerdotes y agentes de evangelización, precisamente entregándoles aquellas herramientas fundamentales de teología y de pastoral, necesarias para poder cumplir su tarea evangelizadora; y la Escuela Social que tiene que ver no solamente con la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia, sino también con el análisis permanente de la realidad, para que podamos siempre responder a lo que el Señor y nuestros pueblos necesitan.
Son muchas las tareas que se vislumbran para este cuatrienio, ¿cuáles son sus prioridades como presidente del CELAM?
-- Cardenal Rubén Salazar: Yo pienso que el principal trabajo es la consolidación del CEBITEPAL por una parte; el seguir adelante, a la luz del Plan Global que estamos elaborando, con los servicios que el CELAM presta a las diferentes Conferencias Episcopales de Latinoamérica y el Caribe, continuar con el estudio permanente de la realidad para que nosotros seamos siempre capaces de discernir los signos de los tiempos y seguir avanzando en una continuidad profunda con todo lo que ha sido el CELAM en sus 60 años de vida, para tratar de servir cada vez mejor.
También hay un reto específico que es la construcción de la nueva sede, para hacer posible que tengamos una sola sede en la cual se encuentre disponible no solamente la parte administrativa de los diferentes Departamentos, sino también los servicios de formación que ofrece el CEBITEPAL.
Es muy significativo que para el CELAM “la Alegría del Evangelio” sea su principal preocupación en este cuatrienio, ¿cómo continuará acompañando la reforma de la Iglesia que el papa Francisco está impulsando?
-- Cardenal Rubén Salazar: La reforma de la Iglesia que el Papa está llevando a cabo no es una reforma diferente a aquella que nace del Evangelio mismo. Es un poco lo que ya el beato Pablo VI planteaba cuando decía: “Iglesia sé lo que eres”. Se trata de re-encontrar la esencia misma de la Iglesia, el rostro que tiene que presentar ante el mundo y, por lo tanto, se hace necesarios procesos de profunda renovación interior para ser cada vez más fieles a la vocación misionera, a la vocación evangelizadora que permanentemente tiene y que necesita re-encontrar cada vez de nuevo, porque no se trata de algo que sea atemporal, sino que en cada momento de la historia y en cada circunstancia vivida tiene que recibir una configuración concreta, tiene que adquirir un rostro concreto. De eso se trata fundamentalmente, y por eso el análisis de la realidad al interior del CELAM tiene una gran importancia.
La nueva carta encíclica
Ante la nueva carta encíclica, Laudato Si’, ¿qué respuestas ofrecerá el CELAM a los acuciantes clamores que se derivan de la actual emergencia ecológica que vive el planeta y, en él, América Latina y el Caribe?
-- Cardenal Rubén Salazar: Yo pienso que todo lo que se hace en el Departamento de Justicia y Solidaridad va en esa línea, para alcanzar, especialmente a la luz de Laudato si’, una integración profunda que tiene que ver la economía, la ecología, la justicia, el desarrollo humano... en últimas, con todo lo que verdaderamente implica la vida del ser humano en la Tierra y, por lo tanto, el cuidado de la Tierra, que no es otro que el cuidado de la misma humanidad que la habita y está llamada a transformar la realidad.
Entonces el trabajo de este Departamento va a ser sumamente importante, pero también desde el CEBITEPAL, en la Escuela Social, la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia va a tener una gran relevancia en este sentido, a fin de difundir el mensaje que el Santo Padre nos presenta, de una ecología integral, una ecología que abarque todos los aspectos de la vida de la Iglesia, de la vida del mundo social, de la sociedad en que vivimos, y, de este modo, una ecología que lleve también a revisar los modelos de desarrollo, los modelos de economía vigentes en el mundo en este momento.
¿Qué claves de lectura propone el CELAM para una adecuada recepción de la encíclica en América Latina y el Caribe?
-- Cardenal Rubén Salazar: Indudablemente que son claves universales las que nos presenta la Iglesia pero que en América Latina tiene que adquirir una dimensión especialísima. Latinoamérica, por ejemplo, es un continente tremendamente rico en reservas naturales, y se corre siempre el riesgo de que la explotación de estas reservas repercutan en daños irreparables sobre la Tierra. Nosotros tenemos en diferentes países el problema de la minería exacerbada, de la explotación totalmente irracional de los recursos minerales, que causa profundos daños ecológicos, y que, por lo mismo, va a hacer que el deterioro ambiental de nuestros países se acreciente y se llegue a situaciones de extrema dificultad. En ese sentido, la encíclica nos va a iluminar sobre situaciones muy concretas que vivimos en América Latina y que tenemos que ver cómo, a la luz de este documento y de toda la Doctrina Social de la Iglesia, nos empeñamos en que el Continente cambie, se transforme, para tener una sociedad más justa, más fraterna, una sociedad verdaderamente en paz.
¿La misión de la Red Eclesial Pan-Amazónica (REPAM) se puede interpretar en este mismo sentido?
-- Cardenal Rubén Salazar: Sí, sin lugar a dudas la REPAM es un paso muy importante, un paso adelante, porque fija su atención en la Amazonía, que es uno de los sitios en este momento más importantes desde el punto de vista ecológico. Ante esa gigantesca reserva que tiene la humanidad allí, en la región pan-amazónica, y que todos los días está siendo depredada, a partir de la REPAM queremos incidir en su defensa como CELAM, con una enorme trascendencia. Por ejemplo, hace unos meses el CELAM en compañía de la presidencia de la Conferencia Episcopal Americana y de la Conferencia Episcopal Canadiense, llevó ante la Corte Internacional de los Derechos Humanos una queja por la explotación minera que se está llevando a cabo, de modo absolutamente irracional, en algunos países. O sea que ya hay acciones concretas, muy significativas, en este campo de la ecología.
La BIA
Pasando a otro asunto, referido a la espiritualidad bíblica, el CELAM ha venido trabajando desde hace muchos años en una nueva traducción de la Biblia que recientemente se ha dado a conocer a través del Nuevo Testamento de la Biblia de la Iglesia en América (BIA). ¿Qué continuidad va a tener este proyecto?
Son proyectos del CELAM, y que por lo tanto no dependen de una presidencia o de un cuatrienio. Son proyectos que están profundamente anclados a la existencia misma del CELAM y, por eso, en el proceso de traducción se ha previsto que en diciembre de este año se publicará el Antiguo Testamento. De este modo, podremos proceder a la publicación completa de la BIA.
Esa traducción de la Sagrada Escritura, hecha por el CELAM, va a tener una enorme importancia, porque es un esfuerzo muy grande que se hace para proveer a los fieles de América Latina y de habla hispana en Estados Unidos y en Canadá de una traducción de la Biblia que les permita tener un acceso más fácil, más sencillo, a la Palabra de Dios, que los ayude en su comprensión, lo cual es indispensable si se quiere avanzar en el proceso de ser discípulos misioneros del Señor.
(25 de agosto de 2015) © Innovative Media Inc.
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