Tener fe es aceptar la palabra de otro, entendiéndola y confiando en su honestidad. El motivo básico de toda fe es la autoridad, es decir, el derecho de ser creíble, de aquel a quien se cree.
Hablamos de “fe humana” cuando se le cree a un ser humano.
Se trata de “fe divina” cuando es Dios a quien se cree, viene solo de Dios. El hombre recibe la fe divina como un don. Debe pedirla con oración y alimentarla para que dé frutos.
Fe en Dios
La fe divina es una virtud teologal y procede de un don de Dios que nos capacita para reconocer que es Dios quien habla y enseña en las Sagradas Escrituras, a través de la Madre Iglesia.
Quien tiene fe sabe por encima de toda duda y preocupaciones de este mundo. Las enseñanzas de la fe son las enseñanzas del mismo Dios y, por lo tanto, son ciertas y son buenas. Con la fe, el ser humano puede ver más allá de sus sentidos y de su inteligencia. Una persona se hace humilde, se reconoce limitada y necesitada de Dios es la que puede despojarse de toda vanidad y orgullo para buscar a Dios.
En distintas etpas de la vida misma surgen crisis en la propia fe: pueden ser propias del crecimiento en la fe, ocurren cuando nos toca vivir alguna circunstancia dolorosa, como así también de las decisiones (o indecisiones) que se van tomando a lo largo de nuestra existencia.
Ante las crisis de fe, lo peor que puede hacer un cristiano es perder la serenidad poruqe es allí en donde el Maligno aprovecha para sembrar sentimientos de angustia y de resentimientos que hacen que la persona vaya alejándose paulatinamente de Dios y de la Iglesia.
Nadie debe declararse exento de estas crisis, hasta los santos las tuvieron. Lo conveniente es aferrar más a Dios, por más que la propia fe esté tambaleando, Dios sabrá comprender y recurrirá con su Misericordia. Es necesario también la contención de una comunidad en la fe que nos sostenga y nos ayude a encontrarle sentido a lo que se está viviendo. Asimismo, es muy útil recurrir a algún sacerdote, religioso o un laico/a comprometido que nos ayude a superar las crisis.
Nuestra respuesta: El acto de fe
El “acto de fe” es el asentimiento de la mente a lo que Dios ha revelado. Un acto de fe sobrenatural requiere de la Gracia Divina.
En contra de la fe
♣ Las dudas de fe surgen en distintos momentos de la vida.
♣ Es muy común “acomodar” a Dios a la propia mediocridad para evitarse cuestionamientos incómodos.
♣ Si uno no transmite la fe recibida en cada acción cotidiana, la fe pasa a ser algo meramente teórico.
♣ El mundo ataca permanentemente a aquellos que se juegan por Dios y por la Iglesia Católica Apostólica Romana; son muchas las presiones que reciben quienes se animan a ser Testigos del Señor.
A favor de la fe
♠ Informarse e instruirse, para ello es necesario estudiar lo que nuestra fe católica enseña.
♠ Retener la Palabra de Dios en su pureza, sin deformarla a nuestra conveniencia ni a circunstancias especiales.
♠ Ser testigos de la Verdad Revelada, es decir, tener el coraje para reflejar cotidianamente la fe que tenemos en todos los ambientes que nos toca vivir.
♠ Defender la fe con valentía y astucia cuando ésta es atacada o puesta en duda, ya que callar o negar públicamente la propia fe es una tentación para no ser rechazados por nuestros semejantes
“La fe es el comienzo de la salvación humana”
San Fulgencio
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